Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez es el autor de la obra que se va a robar en nuestro museo, por ello a lo largo de nuestro Escape Room vamos a analizar su vida, contexto histórico en el que se desarrolla, así como algunas de sus obras.
Aquí os dejamos su vida contada por él mismo:
"Me llamo Diego Rodríguez de
Silva y Velázquez, aunque todo el mundo me conoce como Diego Velázquez que era
el apellido de mi madre.
Nací en Sevilla en 1599 y
aprendí el oficio de la pintura de mi maestro Francisco Pacheco con el que
empecé a trabajar cuando tenía 11 años. Seis años después me convertí en
maestro “con licencia para practicar el arte de la pintura en todo el reino”.
En este taller no sólo aprendí
el oficio, sino que conocí también a quien habría de ser mi esposa, la hija de
mi maestro, la doncella más dulce y bella que yo he conocido, con ella me casé
y con ella tuve dos hijas que nacieron en Sevilla, mi ciudad.
En el año 1623 decidí buscar
fortuna en la capital del reino y me instalé en Madrid, donde no sin mucho
esfuerzo y gracias a la mediación de un Grande de España, el Conde-Duque de
Olivares, me convertí en pintor de Cámara, es decir, pintaba para el rey.
A partir de este momento mi
vida se va a desarrollar en esta ciudad, aunque tuve la oportunidad de viajar
dos veces a Italia donde conocí la obra de grandes maestros como Tiziano,
Tintoretto o Miguel Ángel.
A veces me preguntan de qué
obra estoy más orgulloso, pero cómo elegir entre todas mis obras, es como si a
un padre se le exigiese elegir entre sus hijos, como elegir entre mis cuadros
costumbristas “Vieja friendo huevos” o el “Aguador de Sevilla”, entre las
religiosas “Cristo crucificado” o “Adoración de los Magos” o entre mis últimas
obras “Las Meninas”, “Las Hilanderas” o “La Venus del espejo”. Es imposible
elegir una.
Ahora siento que estoy
llegando al final de mi vida, que la muerte se aproxima, pero no me asusta,
estoy en paz conmigo mismo".
Velázquez murió el 6 de agosto
de 1660, su cuerpo fue amortajado con la Orden de Santiago, que se le había
impuesto el año anterior. Fue enterrado, según Palomino, pintor y biógrafo de
Velázquez, “con la mayor pompa y enormes gastos, pero no demasiado enormes para
tan gran hombre”.
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